10 ALIMENTOS ESTRELLA PARA PREVENIR EL CÁNCER

Una dieta equilibrada reduce el riesgo de padecer cáncer es ya una evidencia consolidada, y la alimentación se asocia directa o indirectamente con más del 35% de los tumores.

También la alimentación es la segunda causa prevenible de cáncer después del tabaco y se relaciona fundamental con las siguientes localizaciones:

Estómago: consecuencia de nitratos contenidos en conservas, alimentos envasados o en salazón y bacterias, como el Helicobacter pilory, que infectan alimentos en mal estado de conservación.

Colon y recto: ligado a dietas hipercalóricas, ricas en carne, azúcares refinados y grasas saturadas, y al estreñimiento.

Páncreas: asociado con obesidad y diabetes.

Cánceres hormonodependientes, como el de mama y útero en mujeres, y próstata, en hombres. En mujeres menopaúsicas, al perderse la función ovárica, los estrógenos se producen en el tejido adiposo abdominal, por lo que la mujer tiene mayores niveles de estrógenos, favoreciendo el desarrollo del cáncer de mama y útero.

Otros tumores digestivos como el de esófago (sobre esófago de Barret), vías biliares, vesícula y páncreas.

Los alimentos estrella

Coles: col, brécol, coliflor y lombarda: Junto col rizada, rábanos, nabos y coles de Bruselas ocupan el primer puesto de esta lista de alimentos saludables. Son alimentos con compuestos fitoquímicos entre los que destacan los flavonoides, entre otras sustancias que estimulan la producción de enzimas que bloquean el daño originados por los agentes carcinógenos

Ajo y cebolla: Estos bulbos son anticancerígenos, antiinflamatorios, antisépticos, diuréticos, desinfectantes, antihipertensivos, potentes frente al asma, entre otras muchas propiedades.

Verduras rojizas: tomate, zanahoria, pimiento, remolacha y calabaza. El tomate es el rey del grupo por su alto contenido en carotenoides, sobre todo, licopeno, con doble poder anticancerígeno respecto al betacaroteno, lo que le da propiedades antitumorales únicas.

Cítricos: naranja, limón, kiwi y piña. Junto con el arándano rojo y el pomelo son ricos en vitamina C y antioxidantes. El kiwi contiene el doble de vitamina C que la naranja y es rico en potasio.

Verduras de color verde: lechuga, espinaca, repollo y puerro. Junto con la acelga, el apio, el berro, los canónigos, la borraja, la alcachofa y el espárrago deben su color verde a la clorofila, sustancia protectora frente al cáncer.

Frutos rojizos: fresa, cereza, frambuesa y mora, Además de la granada, la grosella, el albaricoque, el melocotón, la ciruela roja, la sandía, la papaya y la uva, deben su color a los betacarotenos y a los polifenoles, fotoquímicos que poseen poderosas propiedades anticancerígenas y antioxidantes.

Hongos: kawaratake, maitake, shiitake y champiñones. Los hongos son las plantas con mayor número de propiedades medicinales, destacando las inmunomoduladoras, antiinflamatorias y antitumorales.

Pescados azules: Como sardina, boquerón, anchoa, trucha, atún, bonito, salmón, angula, caballa, arenque, cazón, congrio, chicharro, emperador, lamprea o palometa, que se diferencian del pescado blanco en que poseen grasa saludable, puesto que la grasa de este pescado, a diferencia de la de la carne roja, es poliinsaturada y eleva el colesterol bueno, ayudando a proteger del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares.

Yogur natural y pan tierno integral: El yogur y otros alimentos equivalentes como el queso fresco, el kéfir o el requesón son alimentos muy digestivos, que regulan la flora intestinal y aportan calcio y azúcares, con mucha menos grasa que los quesos curados. El pan integral tiene un alto contenido en fibra favoreciendo el tránsito intestinal. Debe consumirse en pequeñas cantidades en todas las comidas, evitando su asociación con salsas.

Aceite de oliva: Debe consumirse crudo, como aliño de ensaladas o para rehogar verduras, o bien tomar una cucharadita en ayunas para mejorar el tránsito intestinal.

No olvides ejercitarte
también muy importante asegurar la hidratación, a través de la ingesta de 1-2 litros de agua al día, e insiste en que, junto a la alimentación, la práctica de ejercicio físico es fundamental tanto en la prevención de cáncer como en las estrategias terapéuticas para su superación, siguiendo pautas que incluyan media hora, al menos, de actividad física al día, y de dos horas dos días a la semana, tanto por el beneficio físico como a nivel emocional.

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