El alimento perfecto para el desayuno según la ciencia: reduce el colesterol y alarga la vida
|Tomarlo de «dos a tres» veces al día se relacionaría con una mayor protección frente a los accidentes cardiovasculares y más años de vida.
Para sus muchos amantes, hay pocas cosas más placenteras que disfrutar de un buen café. Solo, cortado, con leche, americano, bombón, irlandés, con hielo… Las variedades son múltiples y sus nomenclaturas también, un rasgo que nos hace valorar la importancia de esta bebida en nuestro país. El último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cifra en 1,94 kilos de cafés e infusiones el consumo anual por español. La mayoría de ellos nos los tomamos fuera de casa en un alarde de placer añadido.
Entre los beneficios del café que se han ido corroborando en los últimos tiempos, uno de los más novedosos acaba de ser publicado en Nature Communications, y relaciona su ingesta con una mejora y reducción de los niveles de colesterol en sangre. Ya se había sugerido esta propiedad en anteriores publicaciones, pero los investigadores de la Universidad McMaster ha descubierto en esta ocasión cómo sucede esto a nivel molecular y qué proteínas estarían implicadas en el proceso. En concreto, un grupo proteico ayuda al hígado a eliminar el colesterol LDL cuando actúa la cafeína.
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También se han tenido en cuenta otras investigaciones que relacionan el consumo del café con un menor riesgo de sufrir cáncer de próstata, Parkinson o Alzheimer, pero quizás la que nos ocupa sea realmente definitiva: beber de dos a tres tazas al día está relacionado con una vida más larga en comparación con evitar el café. La investigación en cuestión la ha publicado la Sociedad Europea de Cardiología, que reúne a profesionales de la salud de más de 150 países, en su revista European Journal of Preventive Cardiology.
No todo el café es igual de sano
Lo primero que hay que aclarar es que no todo el café nos sirve de igual manera en este sueño de elixir de la eterna juventud. En el estudio observacional del que se han sacado las conclusiones, han constatado que el máximo beneficio lo podremos obtener de un café con cafeína. Pero también se han registrado «reducciones equivalentes en la incidencia de enfermedades cardiovasculares y muerte por enfermedades cardiovasculares o por cualquier causa» en el descafeinado, como ha precisado el autor del estudio, el profesor Peter Kistler del Baker Heart and Diabetes Research Institute de Australia.
«Los resultados sugieren que el consumo leve a moderado de café molido, instantáneo y descafeinado debe considerarse parte de un estilo de vida saludable», insiste Kistler después de haber examinado las asociaciones entre los tipos del café y las arritmias, las enfermedades cardiovasculares y los fallecimientos registrados en el Biobanco del Reino Unido. Así, quienes toman café molido tienen un riesgo cardiovascular algo más bajo de los que toman la versión instantánea.
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En estos datos se han tenido en cuenta a adultos de entre 40 y 69 años con enfermedades coronarias, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular isquémico. El estudio ha incluido a un total de 449.563 participantes, con una media de edad de 58 años y siendo el 55,3% mujeres. Todos ellos completaron un cuestionario dejando un registro del número de tazas de café que se bebían al día y qué tipo: instantáneo, molido o descafeinado, para después agruparse en seis categorías de ingesta diaria de ninguna a más de cinco tazas diarias.
Diagnósticos de los participantes
El café más habitual entre ellos era el instantáneo (44,1%), seguido del molido (18,4%) y descafeinado (15,2%). Además, se registró un 22,4% de no bebedores de café que han servido como grupo de comparación. Con una mediana de seguimiento de 12,5 años, los grupos se compararon en incidencia de arritmias, enfermedades cardiovasculares y muerte, teniendo en cuenta la edad, el sexo, la etnia, la obesidad, la presión arterial alta, la diabetes, la apnea obstructiva del sueño, el tabaquismo y el consumo de té y alcohol. Un 6,2% de los participantes fallecieron durante el seguimiento.
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En total, todos los tipos de café se vincularon con una reducción de muerte por cualquier causa, siendo mayor en aquellos que toman dos o tres tazas al día que, comparando con no beber café se asoció con un 14%, 27% y 11% menos de probabilidad para el descafeinado, el molido y el instantáneo, respectivamente. Se diagnosticó enfermedad cardiovascular en un 9,6% de participantes y todos los subtipos de café se asociaron con la reducción de la incidencia, siendo una vez más el grupo de dos o tres tazas de café molido el que salió mejor parado (20% menos).
Se diagnosticó una arritmia al 6,7% de los participantes, asociando el café molido e instantáneo, pero no descafeinado, a una reducción de las mismas, incluida la fibrilación auricular. En comparación con los no bebedores, los riesgos más bajos se han observado con cuatro o cinco tazas diarias de café molido y dos a tres de instantáneo, con un 17% y un 12% de reducción de riesgos. «La cafeína es el componente más conocido del café, pero la bebida tiene más de 100 componentes biológicamente activos«, ha señalado Kistler.
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«Es probable que los compuestos sin cafeína fueran los responsables de las relaciones positivas observadas entre el consumo de café, las enfermedades cardiovasculares y la supervivencia», prosigue. Sus hallazgos indican que «no se debe desalentar el consumo de cantidades modestas de café de todos los tipos, sino que se puede disfrutar como un comportamiento saludable para el corazón«. De modo que los cafeteros están de enhorabuena, pero hay que tener en cuenta qué le echamos a ese café ―tipo de leche, edulcorantes― y con qué lo tomamos ―bollería industrial, ultraprocesados― para no arruinar estas propiedades saludables.