Estos son los tres mejores ejercicios para no perder la memoria: el consejo de los neurólogos

La edad y el estilo de vida son los principales factores que más influyen a la hora de prevenir la pérdida de memoria.

La pérdida de memoria es una de las cuestiones que más estudian los neurólogos de todo el mundo. Es por este motivo por lo que un grupo de investigadores noruegos ha decidido hacer una revisión de aquellos estudios que se han centrado en esta temática. De este modo, y con un total de más de cien artículos referenciados, han podido llegar a la conclusión de cuáles son los mejores hábitos para evitar la pérdida de memoria.

Aunque no se trate de una enfermedad específica, en España hay cada vez más personas con diagnóstico de demencia. Según las cifras ofrecidas por la Base de Datos de Clínicos de Atención Primaria, entre el año 2011 y el 2017 se cuadruplicaron los casos de demencia tanto en hombres como en mujeres: pasando de un total de 117.106 a las 441.912 que se contabilizaron en el último registro oficial del que se tiene constancia en dicho país.

Los neurólogos no llegan a ponerse de acuerdo acerca de las principales causas de este aumento. Sin embargo, sí que han comprobado que algunos ejercicios en nuestro día a día puede ayudarnos a prevenir la pérdida de memoria. Y es que como apunta el profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, Hermundur Sigmundsson, en su investigación publicada en la revista Brain Sciences «un estilo de vida activo ayuda a desarrollar el sistema nervioso central y a contrarrestar el envejecimiento del cerebro».

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Esta activación del cerebro no se debe realizar únicamente con actividades físicas, pues el esfuerzo mental también sirve en muchas ocasiones, como sucede al aprender nuevas habilidades. Sigmundsson, junto con sus compañeros del estudio —el estudiante universitario Benjamin H. Dybendal y la profesora de la Universidad de Stavanger (Noruega) Simone Grassini—, recomienda pone como ejemplo para mantener una buena memoria el aprendizaje de un nuevo idioma. Así, algunos estudios ya han demostrado que una actividad como ésta es importante para la materia gris.

Factores de riesgo

Si te ha sonado raro eso de «materia gris», no pasa nada, es normal si no estás familiarizado con este tipo de tecnicismos. A grandes rasgos, se trata de la estructura básica de la función cerebral de una persona, junto con la materia blanca. Esto es, que hay que hacer lo que esté en nuestra mano por preservar el sistema neural en ambas materias durante el envejecimiento. Y es que la edad es, sin duda, un factor de riesgo para la pérdida de memoria, ya que el número de neuronas que componen la materia gris disminuye constantemente a partir de los diez años de edad, según un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience.

Pero la edad por sí sola no es el único factor que influye en nuestra pérdida de memoria. También afecta en gran medida el estilo de vida, que juega un papel fundamental en el deterioro cognitivo tanto por envejecimiento normal como por alguna enfermedad neurodegenerativa. Aunque el cerebro de la mayoría de las personas mayores es capaz de notar si lleva un estilo de vida sano o no, pues la pérdida de materia gris a lo largo del tiempo varía según la calidad médica y cognitiva que ofrezca el individuo en cuestión.

Así, además de aprender un idioma o cualquier otra cosa como un instrumento, también es importante el ejercicio físico. Aunque sea un factor que a más de uno le pueda costar, lo cierto es que sirve para aumentar el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos de la materia gris; así como la mielinización en la materia blanca, que se encarga de brindar protección específicamente a los axones de las neuronas. La capacidad de las células para recibir, procesar y enviar información entre ellas puede estar determinado por mecanismos que se conocen como presinápticos y postsinápticos. A su vez, esta estructura se ha relacionado con la actividad física, según este estudio de la revista Physical Activity and Brain Health.

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Aunque «ejercicio físico» no significa subir una montaña en bicicleta, correr cientos de kilómetros o cualquier otra barbaridad. También hay otras actividades que sirven para evitar enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. En el caso de los investigadores noruegos, han recopilado publicaciones donde se demuestra que el ballet, los malabares o el mindfulness pueden afectar a la estructura cerebral tanto en la materia gris como en la blanca. Por su parte, hay estudios que también han revelado el papel importante que tiene la dieta en el envejecimiento de las funciones cognitivas y motoras.

Más extrovertido, más memoria

Un reciente estudio aseguraba que el ser infeliz y la soledad aceleraban más el envejecimiento que fumar. Sin embargo, el llevar una vida con pocas o ninguna relación social también influye en la pérdida de memoria. Así es, un gran número de vínculos sociales con familia, amigos y conocidos aumenta tanto la complejidad como la estimulación cerebral. Y es que las relaciones sociales no solo provocan un mayor crecimiento de nuestras neuronas, sino que también influye en su capacidad cognitiva.

Los rasgos de personalidad están asociados con el desarrollo de las regiones cerebrales que se encuentran implicadas en la cognición social y el proceso afectivo para relacionarse. Es por este motivo por el que las personas con una tipo de comportamiento antisocial suelen asociarse negativamente con el volumen de materia gris en la corteza prefrontal de nuestro cerebro.

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En conclusión, los investigadores noruegos han llegado a las siguientes conclusiones tras haber revisado un total de 101 estudios acerca de la pérdida de memoria: haz ejercicio, mantén tu vida social y anímate a aprender cosas nuevas. Que unido resultaría algo así como queda con alguien para practicar un deporte al que seguro nunca habrás jugado, como, por ejemplo, el footgolf.

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