La vitamina que repara las células y retrasa el envejecimiento

La cantidad diaria recomendada de esta vitamina para los adultos es de 15 miligramos.

Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la organización señala que entre las afecciones más comunes de la vejez cabe citar la pérdida de audición, las cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. Es más, a medida que se envejece, aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo.

Por tal razón, para retrasar el envejecimiento, el portal ALnavío señaló que el consumo de vitamina E es ideal, ya que actúa como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres.

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“Los radicales libres son compuestos que se forman cuando el cuerpo convierte los alimentos que consumimos en energía. Las personas también están expuestas a los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del cigarrillo, la contaminación del aire y la radiación solar ultravioleta”, explican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, el consumo de vitamina E dependerá de la edad y el sexo, según el Instituto:

  • Bebés hasta los 6 meses de edad: 4 mg
  • Bebés de 7 a 12 meses de edad: 5 mg
  • Niños de 1 a 3 años de edad: 6 mg
  • Niños de 4 a 8 años de edad: 7 mg
  • Niños de 9 a 13 años de edad: 11 mg
  • Adolescentes de 14 a 18 años de edad: 15 mg
  • Adultos: 15 mg
  • Mujeres y adolescentes embarazadas: 15 mg
  • Mujeres y adolescentes en período de lactancia: 19 mg

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Así las cosas, los Institutos señalaron que vitamina E se encuentra naturalmente presente en los alimentos y se agrega a ciertos alimentos fortificados y para obtener las cantidades recomendadas hay que consumir alimentos variados, como los siguientes:

  • Los aceites vegetales, por ejemplo, los de germen de trigo, girasol, cártamo, los aceites de maíz y soja.
  • Los frutos secos (como maníes, avellanas y, en especial, almendras) y las semillas (como las semillas de girasol).
  • Los fabricantes de alimentos agregan vitamina E a ciertos cereales para el desayuno, jugos de fruta, margarinas y productos para untar, entre otros alimentos, y para saberlo hay que leer la etiqueta del producto para saber si un alimento contiene vitamina E.
  • Las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.

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¿Qué pasa si no obtiene suficiente vitamina E?

Según los NIH, la deficiencia de vitamina E es poco común en las personas sanas y casi siempre está relacionada con ciertas enfermedades que causan una mala absorción o digestión de las grasas.

Algunos ejemplos incluyen la enfermedad de Crohn, la fibrosis quística y ciertas enfermedades genéticas poco frecuentes, como la abetalipoproteinemia y la ataxia con deficiencia de vitamina E.

Sobre la misma línea, señaló en un documento que la deficiencia de vitamina E puede causar daños a los nervios y los músculos con pérdida de sensibilidad en los brazos y las piernas, pérdida de control del movimiento corporal, debilidad muscular y problemas de la visión. Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema inmunitario.

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